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lunes, 19 de mayo de 2014

¿Quiénes somos?

Lisset Michinel,  Licenciada en Educación mención Ciencias Biológicas UCAB (2002). Magister en Educación mención Procesos de Aprendizaje UCAB (2013). Profesora de la UCAB (2003-presente)

María del Carmen Eizaguirre. Licenciada en Educación mención Ciencias Biológicas UCAB (1984). Magister en Ciencias mención Botánica UCV (2009). Profesora de la UCAB (1997-presente) 

Andrea Villamizar, Licenciada en Educación mención Biología y Química UCAB (2011). Profesora de la Unidad de Educación del Museo de los Niños de Caracas (2010-presente). Profesora de Biología en el Centro de Estudios Preuniversitario Pensum (2012-presente). Asistente académico de la cátedra de Química General I UCAB (2014-     )

Ecosistemas Marinos

Autor: María del Carmen Eizaguirre
Desde que aparecimos en el planeta nos hemos beneficiado de sus recursos como cualquier otro organismo, pero con el pasar del tiempo y el desarrollo de técnicas y herramientas pudimos aumentar el aprovechamiento de esos recursos, a tal grado que modificamos todos los ambientes, y con ello generamos un daño colateral a los ecosistemas. En toda la historia de nuestra especie Homo sapiens, este es el periodo en que hemos hecho las mayores transformaciones y  generado el mayor deterioro de los ecosistemas.
Una de esas alteraciones es el cambio climático global, que puede a su vez generar perturbaciones biogeográficas en la tierra de gran importancia ecológica y socioeconómica. Entre los espacios que primero se ven afectados por estos cambios son las zonas costeras, áreas que presentan alta energía y donde interactúa una diversidad de procesos geofísicos, tanto terrestres como oceánicos. Este cambio climático podría afectar tanto a estas zonas costeras generando consecuencias irreparables.
Los ecosistemas son fácilmente alterados antes estos cambios  climáticos, los deltas y las playas se ven afectados cuando se produce ascenso del nivel del mar, pero los estuarios y humedales, tanto aumento del nivel del mar como ascenso de la temperatura los afecta considerablemente.
En el caso de los manglares, praderas de fanerógamas y arrecifes de coral, se ven afectados moderadamente por el aumento del nivel del mar y el ascenso de la temperatura, pero la deforestación, la sobrepesca y el turismo, generan nuevas fuentes de perturbación, sobre ellos.
Es cierto que estamos en la época de las mayores transformaciones y alteraciones de los ecosistemas, sin embargo, la conciencia ambiental está cobrando cada vez más fuerza en la población mundial y esta voz ambiental se encuentra trabajando por los diferentes ecosistemas y especies que conforman el planeta. Aunque son los ambientalistas y ecólogos los más dedicados a la lucha por la preservación del ambiente, hoy comprendemos que sin la participación de todos y cada uno de los ciudadanos del mundo, esta labor no logrará el éxito esperado.
Pero para que se logre esta participación del ciudadano del mundo, sin importar su raza, creencia, profesión o nivel económico, lo primero que hay que lograr es que todos conozcan la biodiversidad del planeta, en sus tres niveles: genético, de especies y de ecosistemas. Sobre todo el conocimiento de los dos últimos, le permitirá un mayor acercamiento y comprensión de su delicado equilibrio y del valor que tienen para la vida en el planeta. Y lo que se conoce, se quiere, y si se quiere se cuida.
Para que logremos tener ese ciudadano comprometido con la conservación, hay que iniciar por presentarles todos y cada unos de los ecosistemas a esos niños que serán en un corto tiempo la población dominante del plantea, pero es labor de los profesores de biología el logar que niños y adolescentes se enamoren y por ende respeten y contribuyan a preservar los ecosistemas, independientemente de la profesión o actividad que desarrollen cuando adultos. 
En la actualidad la conservación de la biodiversidad se ha convertido en una prioridad de cara al futuro. Pero esta acción está basada en la conservación de los hábitats como mecanismo para el mantenimiento de la biodiversidad. Este cambio de visión se ha impuesto en las últimas décadas como la vía realmente efectiva después del fracaso de la mayoría de los programas específicos de conservación de especies, en los cuales no se les daba importancia a la preservación del hábitat en que se encontraban las especies de dichos programas. En el caso de los programas aplicados a las especies marinas, esta consideración del ambiente se hace mucho más importante dada la complejidad de los ecosistemas marinos.
El territorio venezolano es un vitral de regiones naturales y paisajes; costas, islas, llanuras, selvas, bosques, arrecifes, deltas, montañas, serranías, tepuyes y páramos. Además, Venezuela se sitúa entre los primeros 15 países de mayor diversidad biológica; 15.000 especies de plantas, 323 de mamíferos, 1.340 de aves, 283 de reptiles y 202 de anfibios. Los humedales son uno de los territorios que  más asociados con esta biodiversidad. 
Si bien hay que mostrar todos los ecosistemas para poder preservarlos, no se puede abarcarlos todos en una sola entrega, así que iniciaremos con los bosques de manglar, un ecosistema tropical costero muy productivo, con una alta diversidad de especies.
En Venezuela los bosques de manglares se encuentran legalmente protegidos desde 1974 por el decreto presidencial N° 110 (Gaceta Oficial de la República de Venezuela N° 30.408), pero este decreto no ha evitado que sean  fuertemente impactados. Entre las actividades humanas que amenazan estos ecosistemas, la más peligrosa es la expansión urbana, ya que ella genera una serie de acciones que en conjunto deterioran los bosques de manglares. Esta actividad urbana se inicia con la deforestación directa del manglar, para ocupar el espacio con construcciones la segunda acción es la construcción de carreteras que cortan el suministro de agua dulce que llega al manglar, est afecta directamente las condiciones del suelo y con ello la supervivencia de los arboles de mangle. Otras actividades humanas como la explotación excesiva de su madera, actividad petrolera y la agricultura, afectan estos ecosistemas.
Son dos las razones para la selección de manglares para iniciar estas entregas:
La primera está relacionada con el nivel de conocimiento de la población en general, a pesar de la alta biodiversidad y del elevado nivel productivo que tienen este ecosistema tropical costero, no hay un conocimiento acreditado y serio por parte de la población, y esto tal vez se debe a una falta de transmisión de la información científica desde los investigadores a la sociedad en general, y a los agentes administrativos y gubernamentales que son los implicados en la conservación y la protección del medio natural, en particular.
Es vital que se establezca una articulación entre científicos, docentes, comunicadores y los agentes del estado, para que entre todos puedan hacer llegar a los ciudadanos el conocimiento que se tiene de estos ecosistemas, su importancia, su problemática actual y el papel que pueden tener en su conservación y protección.
En Venezuela existe información de los bosques de manglares a nivel científico, pero casi nada a nivel de educación en ninguna de sus modalidades y menos aún como divulgación a toda la ciudadanía, por lo que se puede decir que hay un desconocimiento general de la importancia de su conservación.
La segunda razón deriva de la primera, son ecosistemas poco valorados y por ello despreciados por muchas personas que acuden a las diferentes playas en busca de espacios de esparcimiento, de hecho, la mayoría de ellas los relacionan con aspectos negativos, por ejemplo al preguntarles a los ciudadanos por los manglares, solo hacen referencia a la presencia de innumerables y peligrosos “bichos”; a las aguas oscuras, amenazadoras y hasta tenebrosas y por supuesto no dejan de mencionar los malos olores.
Realmente hay una gran cantidad de organismos de diferentes grupos habitando en este ecosistema, por supuesto algunos pueden ser peligrosos, tanto la coloración del agua como el olor a metano, son consecuencia de la descomposición de materia orgánica que aporta el mismo ecosistema y los efluentes que le llegan.
Por todo lo anterior, cuando se habla de la pérdida de manglares a nivel mundial, no se genera preocupación en el ciudadano común, lo contrario ocurre cuando se habla de la pérdida de bosques tropicales. Por ello la situación de estos ecosistemas que se están reduciendo significativamente a nivel mundial debido a su reemplazo por otras actividades económicas y la expansión de asentamientos humanos, no preocupa a la mayoría de los ciudadanos.
En el Congreso Internacional de Educación y Formación sobre Medio Ambiente, llevado a cabo en Moscú (1987), quedó establecido que la Educación Ambiental juega un papel fundamental en el proceso permanente de formación de individuos y comunidades, para que adquieran conciencia de su medio y aprendan los conocimientos que los capaciten para actuar en la resolución de problemas ambientales.